Cuando elegimos un sitio para salir de noche, solemos fijarnos en la música que pinchan, el sistema de sonido o el ambiente, pero ¿qué dirías si te ofrecieran ir a una de las discotecas más raras del mundo? Formas imposibles y espacios increíbles para una fiesta inolvidable, ¡echa un vistazo a nuestra selección!

Si bebes, no conduzcas. Esa es la máxima filosofía del Cross Club, decorado con millones de piezas de coches y autobuses para recordarte que, si te pasas de alcohol -algo fácil estando allí- lo mejor que puedes hacer es volver a casa en taxi.

Si entras a este club y miras hacia el frente, parece un sitio que no se sale de lo común. La diferencia viene cuando, bajo tus pies, encuentras a un grupo de tiburones nadando, ¡cualquiera se atreve a saltar en esta pista!

En pleno corazón de Brasil, el Skye Club es una maravilla arquitectónica en lo alto de un hotel. El efecto de su construcción hace que bailes, literalmente, tocando el cielo, sin muros ni paredes que te impidan la visión. Además, el club cuenta con piscina con luces de neón y altavoces debajo del agua.

Esta discoteca en plena capital francesa está localizada debajo de los mismísimos Campos Elíseos, en un antiguo espacio utilizado para guardar barcos. El club cuenta con una increíble decoración y vistas del río Sena. Eso sí, ¡es uno de los más exclusivos de Paris!

La única manera de llegar a este club es montar en un barco que te lleva a un ascensor submarino. En él alcanzas Subsix, situado seis metros por debajo de las aguas del Océano Índico. Sus paredes de cristal harán que parezca que bailas entre coral y peces exóticos.

Ostenta el Récord Guinness a la discoteca más pequeña del mundo, con una pista de dos metros cuadrados y un aforo de 14 personas. Aunque no parece el ambiente perfecto para pasar toda una noche, seguro que es una experiencia divertida: tanto, que ya se ha copiado en otros lugares del mundo como China, Australia o Berlín.

Un espacio al aire libre, buena música y grandes cubos de colores rellenos de agua componen el Kubik’s. Aunque no parece precisamente un club, pinta perfecto para las noches de verano. Barcelona pudo disfrutarlo hace unos años, y sus responsables tienen idea de mover su creación por todo el mundo.

¿Y si te dicen que bailando ayudas a hacer un mundo mejor? Esa es la filosofía de este club, donde la mayoría de la energía consumida proviene del movimiento que las personas realizan al bailar. Cuanta más gente baile, más potencia se genera. Además, ¡la entrada es gratuita!

Construido dentro de las cuevas naturales de Menorca, tiene terrazas exteriores en las que puedes empezar a beber mirando al mar. Después, la fiesta continúa en el interior, donde la música retumba hasta que sale el sol.

Inspirado en las luces del Cirque du Soleil, el club LIGHT está diseñado con estilo psicodélico y tiene un sistema de iluminación que complementa la música con colores y formas que parecen capaces de llevarte a una nueva dimensión.